Novedades | 01 de febrero de 2011

Biografía de Miguel de Molina

Miguel de Molina / Foto: Fundación Miguel de Molina

Miguel Frías Molina, Miguel de Molina, malagueño, artista, bailaor, cantante, diseñador, fue un humilde trabajador y luchador que en su paso por la vida y el arte cosechó gloria y dolores, jamás indiferencia.

Nació en Málaga el 10 de abril de 1908, siendo el mayor de sus cuatro hermanas. Ya de chico era una luz para conseguir algunos céntimos que dar a su madre: vendía avellanas en la feria y cuidaba a los chicos del patio.

De un excesivo barroquismo, sabía conseguir un equilibrio estético en sus escenografías. Dueño de una voz desagarrada y personalísima, poseía singularidad y un flamenquismo que atrapaba de inmediato al público. Fue y es la enorme figura de la Copla española, por encima de las vicisitudes. Molina fue el gran hacedor de distinguidos espectáculos, de su original  llamativo vestuario, y considerado por la crítica y el público, como el más fino estilista del arte gitano y único en su género.

¿Cómo fue su vida?

A los 9 años su madre consiguió que lo recibieran en un colegio de curas a cambio de que ella limpiara el edificio. Por aquellos años, Miguel tenía una belleza llamativa. En 1921, ya adolescente, acude por primera vez al teatro y descubre su pasión por él. Con algo de ropa al hombro escapa rumbo al sur para conseguir más dinero, se instala un año en Estepota a trabajar en un bar. Un día, una andaluza le ofrece un empleo en una casa de prostitución, para que ayudara en la limpieza, el mercado y la cocina.

Cinco años más tarde, Molina se instala en Granada donde conoce a Miguel Cabrera, un hombre especialista en organizar juergas flamencas para turistas. En ese momento, conoce lo que sería su nueva profesión. Un año más tarde, parte a Sevilla, ya como experto en fiestas flamencas. Allí conocería a Samido, un moro espigado,  con quién vivió su verdadera primera experiencia sexual.

En 1930 se traslada a Madrid, y su carrera artística se ve interrumpida al tener que hacer el servicio militar en Algeciras. Un año más tarde regresa y comienza a organizar juergas flamencas en Villa Rosa. Ese año conoce a la artista Soledad Miralles, quien le propone ser su compañero como bailarín y logran debutar en el Teatro Romea. Allí nacen sus famosas blusas que diseñó y coció él mismo con sus propias manos. El éxito fenomenal que obtuvieran hizo que comenzara su carrera.

A fines de 1933, Rafael Menéndez le presenta a Miguel a Federico García Lorca y llega su gran oportunidad: lo contratan para actuar junto a la Argentinita en “El amor brujo”, un espectáculo asesorado por García Lorca. Sin embrago, el artista abandona la compañía antes del estreno por el lugar de su nombre en letra microscópica en el cartel, y  es así que vuelve al varieté.

En 1935 Molina se hace empresario por primera vez encabezando un espectáculo en el Teatro Ruzafa Valencia y comienza a convertirse en una estrella de la canción. Un año más tarde le proponen filmar una película y a menos de un mes que estallara la guerra civil, se traslada a Granada para filmar “Alhambra”.

Pasa prácticamente toda la guerra en Valencia, ciudad en la cual se convierte en ídolo. Por más de que fuera un artista, lo citan para hacer el servicio militar español y propone formar una pequeña compañía de varieté y dar festivales benéficos para recaudar dinero para la República, en vez de tirar tiros. Su propuesta fue aceptada y  así se convirtió en un ídolo de la España Republicana.

En 1939, trabajando en el Teatro Pavón en Madrid, hombres de las tropas de Franco lo van a buscar y se lo llevan, para torturarlo y amenazarlo por ser homosexual y “rojo”. Luego de este episodio escapa un tiempo a Valencia, pero en 1940 regresa a Madrid. Al intentar retomar su trabajo, recibe una orden de la Dirección General de Seguridad y queda confinado en la ciudad de Cáceres hasta nuevo aviso.

Recién en 1942 todo parece arreglarse milagrosamente: conoce a un apuesto falangista llamado Polín, quien le gestiona el pasaporte y a la vez recibe un telegrama de Lola Membrives ofreciéndole su Teatro Cómico de Buenos Aires, para presentar un espectáculo. Miguel llega a  Buenos Aires armando una revolución y seduciendo a la alta sociedad porteña. Terminada su labor en el Teatro Cómico, inicia otra triunfal temporada en el españolísimo Teatro Avenida. Pero un día, se presentan en su casa dos policías y lo “invitan” a dejar el país. Mientras tanto lo detienen en Villa Devoto en una celda con un profesor comunista hasta que lo mandan de regreso a España.

En su país, se dedica a la compra-venta de arte y antigüedades y en 1945 decide volver a actuar y consigue un contrato con un empresario de México. Allí todo le sonríe y hasta logra hacerse amigo rápidamente de celebridades como Pedro Vargas, Manolete, María Félix, Agustín Lara y Elvira Ríos. A Miguel se le ocurre volver a Argentina y lentamente viajando hacia el sur, llega a Montevideo. Cuando ve que la entrada a Argentina será imposible, se le ocurre escribirle directamente a Eva Perón. Evita hace que entre a la Argentina sin problema. Nuevamente debuta con gran éxito en el Teatro Premiere.

Entre 1948 y 1956 le tocan vivir al Rey de la Copla, momentos que nunca ha vivido: tiene por primera vez su hogar en el Barrio de Belgrano y no deja de trabajar siempre con éxito. En 1952 filma una película titulada “Esta es mi vida”. Cuando la va a estrenar, muere Evita.

Buenos Aires Flamenco ® agradece a: Fundación Miguel de Molina y especialmente a su director el Sr. Alejandro Salade, sobrino nieto del artista

Fuente: Fundación Miguel de Molina